miércoles, agosto 31, 2005

Memorabilia

A menudo, y aún con más frecuencia si cabe con el paso de los años, me abruma la capacidad devastadora con la que la cultura pop devora ídolos.
Hoy, dilectos frioleros, estoy aquí para romper una lanza a favor de todos aquellos que ya fueron y que nunca volverán a ser.
Aquellos cuya propuesta a día de hoy sería digna de escarnio incluso para quienes tuvimos una infancia en los años 80.
Cunetosos del calibre de Jason Donovan y Chesney Hawkes, iconos del pop masticable de finales de esa gloriosa década en la que cardados, hombreras y otras estridencias estilísticas estaban "à la page".
Jason Donovan, ahí donde le ven, fue partenaire de la actualmente disco-diva Kylie Minogue dentro y fuera del mega culebrón australiano "Neighbours".
Llegado su declive la reinona le abandonó a su suerte a favor de Michael Hutchence. Personaje de final mucho más desafortunado, ¡Dónde va a parar!.
Lo que a día de hoy (Google mediante) sorprende saber del señor Donovan es que en algún momento incluso tuvo su propia página web!. Sí "tuvo", digo bien porque no se encuentra disponible, tal y como era de esperar.
Fue ese tipo de cantante edulcorado que en ocasiones se acompañaba de guitarrita por aquello de aparentar cierta credibilidad. Tal vez así intentó sustentar el repertorio con el que la factoría Stock, Aitken & Waterman le proveyó durante su corta andadura, quién sabe.
Dicho tándem de productores fue en el panorama pop anglosajón de los 80 algo así como lo que es el grupo Inditex hoy día a la moda patria.
O lo que es lo mismo: Un pseudo monopolio cuya única finalidad era facturar productos de temporada de calidad discutible sin otra pretensión que cubrir una cuota de mercado poco exigente.
La fórmula les reportó durante poco menos que una década pingües beneficios. ¿Pero quién se acuerda ahora de Bananarama, Samantha Fox y otros tantos?. ¿Encontraríamos a alguien capaz de declararse sin titubeos orgulloso propietario de un disco de Sinnitta o Big Fun?.
Los mismos mentores que Jason y compañía, los tuvo Rick Astley. Y así le fue.
Chesney Hawkes también fue otro rubio cantante con guitarrita que apareció a principios de los 90 apadrinado nada menos que por Roger Daltrey.
Su único hit proclamaba muy a la ligera que él era algo así como el único y definitivo. O sea, el puto amo.
Tal afirmación se volvió en su contra y tanto él como su hermano clónico que le acompañaba a la batería fueron a dar con sus huesos al duro asfalto cunetil. Es lo que tiene la soberbia.
No muy lejos en el tiempo despuntaron Transvision Vamp. Grupo éste que hizo las delicias de ciertos prepúberes que se jactaban de vivir peligrosamente, los muy punks.
Todo ello para terror y desconcierto de la totalidad del alumnado de 7º B de algún que otro colegio de barriada. A buen seguro en porcentajes elevados fans deudores de la estética y coreografías de Mecano, Olé Olé y La Década Prodigiosa. Como si lo viera.
Transvision Vamp quisieron hacer las veces de Blondie, pero no pudo ser.
Con lo cual, su cantante se quedó en starlette arrabalarera pasada por el tamiz de Marylin Monroe y Belén Esteban. Ahí es nada!.

Su aspecto hoy día se me antoja más cercano a una yonki con chándal de tactel y bolsa del Lidl que a cualquier otra cosa. ¿Sería su voz cazallera o tal vez su desastroso oxigenado rubio platino sobre ceja negro azabache lo que me hace asociarla a tan denostado status?. Quién sabe, malas pasadas que te juega el subconsciente.
Acercándonos ya la sordidez extrema llegamos a Milli Vanilli, paradigma y esencia de ese gran fraude que es el pop.
Desposeidos de su Grammy y relegados al desprecio de su público tras hacerse manifiesta su condición de figurantes en el gran escándalo musical del momento, se vieron estos dos prohombres del pop inmersos en una espiral de drogas, alcohol, delincuencia, intentos de suicidio y muerte. Una historia devastadora.
El destino no fue benévolo con ellos pero los propongo como mártires iconizables desde ahora mismo, pues hay que ser muy osado para salir a la palestra con semejante fondo de armario.
Cambiando radicalmente de estilo nos encontramos con Jimmy Somerville, fiel exponente de una incipiente reivindicación del gay power tanto en Bronski Beat, como en The Communards o bien en solitario. Precursor de los ritmos High-Energy e interprete estomagante donde los haya.
¿Quién no ha entrado en cólera sufriendo los efectos desquiciantes de ese horrible falsete?. Esté donde esté, que se quede allí. Por favor.
Y ya para terminar, si bien es cierto que merecería un capítulo aparte, recalaremos en la figura de Sananda Maitreya. EL ARTISTA antes conocido como Terence Trent D'Arby.
Muchos fuimos quienes sucumbimos al talento de este arrogante cantante, compositor, multiinstrumentista, bailarín y rapsoda neoyorkino.
Ya recién llegado hacíase llamar el Príncipe del Pop tosiéndole a Prince y Michael Jackson, destilando talento y denterosidad a partes iguales.
Su pedantería parecía no tener límite, y así su segundo disco le llevó por caminos más experimentales que sólo unos pocos tuvimos a bien en disfrutar.
Y entonces empezó el ocaso de su carrera. Lo demás podría incluso ser obviado.
Más que nada porque no me parece muy de recibo revisitar el momento en el que el gran Terencio, que en su día fue alguien, pisó el mismo escenario que Camela en el plató de Noche de Fiesta hará como unos tres años.
Ahí presencié la caída de un mito. Pero no obstante, en Frío de Verano sí que supimos apreciar su arte y su buen hacer.
Posíblemente continuaremos este ensayo-disertación acerca de los trasnochados del pop en lo sucesivo.
Ojalá que a todos ellos la vida les haya sido propicia. En el sentido de que no les falte, cuando menos, un puesto de reponedor en algún 7-Evelen de a saber qué recóndito lugar de la América profunda... Por ejemplo.

martes, agosto 30, 2005

It's Mine!!!

jueves, agosto 25, 2005

Songs of faith and devotion

Las diez canciones que hasta hoy nunca hubiera admitido que en efecto, me gustan:
1. "Lo Siento Mi Amor"- Rocío Jurado
2. "Spirit In The Sky" - Gareth Gates
3. "Tonight" - New Kids On The Block
4. "Rhythm Divine" - Enrique Iglesias
5. "¿Y Cómo Es Él?" - José Luís Perales
6. "Fighter"- Christina Aguilera
7. "Poison" - Alice Cooper
8. "Sing For The Moment" - Eminem
9. "Te Estoy Amando Locamente" - Las Grecas
10. "Soy Yo" - Marta Sánchez
Hala, quedan ustedes ivitados a defenestrarme a gusto.

martes, agosto 16, 2005

¿Ethno-Country?

Pretéritos y gloriosos tiempos fueron aquellos en los que Anton Corbijn nos deleitó con el minimalísta artwork de "101". Era un disco doble en directo de Depeche Mode, también autores de éste "Playing The Angel", que permanecerá inédito hasta el próximo octubre.
Corbijn nos sorprende de nuevo con esta obra de calado más orgánico y cálido. Sin embargo bajo mi modesto punto de vista, guarda cierto paralelismo con la portada de aquel "Protection" de Massive Attack quitándole cierto poso urbanita merced al engendro plumífero que ocupa la portada igual que un tótem étnico. Llámenme iconoclasta, pero lo cierto es que me gusta.

viernes, agosto 12, 2005

Uno, dos, tres, ochenta mil

Exceso sería la palabra con la que mejor se podría describir mi percepción de lo que fue el concierto de U2 en el Camp Nou.
Muy a mi pesar no estuvieron Franz Ferdinand, les telonean en otros puntos de la gira pero el pasado domingo lo hicieron Keane. Los chicos sin guitarra abrieron el evento dignamente, sin el artificio y la ampulosidad que llegaría una hora después. Aparecieron con el mismo fondo de armario que lucen normalmente, tan austero y británico como inapropiado para estos calores. Estilismos aparte, su directo es bueno y refleja bastante bien su original propuesta de grupo con pianito. Habrá que seguir la trayectoria y evoluciones escénicas del chico rosa y sus dos jóvenes y acústicos amigos.
Entonces, sin mucha demora y cual aparición de deidad pagana llego Bono, un ser ínfimo en tamaño y grande en ego. Como era de esperar dados los antecedentes de la gira, cantaron "Vertigo" al principio y al final. El set list fue irreprochable tanto en elección como en la calidad del sonido y la interpretación, pero siendo quienes son, como que ya sabes a lo que vas, y lo raro sería que no estuvieran a la altura. Por eso mismo considero que reparar en el repertorio es anecdótico ya que lo que se vende es el mastodóntico espectáculo en sí, no las canciones.
Para muchos daría igual que salieran al escenario para sentarse en un sofá, porque seguirían pagando por ello. Así de frívola y liviana es la mitomanía. Da esa impresión, la impresión de a estas alturas ellos mismos están muy por encima de sus propias canciones, y eso da rabia, mucha rabia. Rabia por los brotes histriónicos de Bono revolcándose por los suelos y por la vanidad que destila su exigua persona.
El contrapunto estuvo, una vez más, en mi idolatrado The Edge, ejerciendo de hombre zen y resignándose a aceptar todavía que realmente es calvo. Se les notan los años y me sorprendió ver que Adam Clayton por fin prefiere peinar canas deliberadamente a esos horrendos teñidos a los que nos tenía acostumbrados a lo largo de los noventa.
Volviendo a los derroteros meramente musicales, un tanto a favor fue que, osados ellos, tocaron “Miss Sarajevo” y en la parte en la que en la grabación original canta Pavarotti, Bono ganó más por voluntad que por virtuosismo vocal. Vamos, que dicho de otra manera, poco faltó para que se descoyuntara intentando emular al orondo divo del bel canto.
Con haber hecho el "espagat" ya hubiera bastado, pero decidieron orientar la parte lúdica del evento felicitando al omnipresente The Edge por sus 44 años y haciendo especial hincapié en que de un tiempo a esta parte viene celebrando esa feeeecha taaan señaladaaaa en Barcelona.
Mención aparte, como grupo con trasfondo (no, Rage Against The Machine no era un grupo que hacía mítings sino un partido político que hacía conciertos) soltaron varias peroratas para concienciar a la concurrencia acerca de la coexistencia de las diversas religiones del mundo.
Se proyectó así mismo una especie de animación con las caras de Bush, Blair, Putin y Chicac mutándose con el monigote de Zooropa, The Edge se puso la camiseta de Ronaldinho, hablaron bastante en catalán y se deshicieron en todo tipo de parabienes con respecto a nuestra maravillosa a la par que vanguardista ciudad.
Cabe destacar también que el público apreció sobremanera el momento en el que en el monumental enjambre de leds, que hacía las veces de pantalla abarcando la totalidad del escenario, apareció la Declaración Universal de los Derechos Humanos en catalán.
Tras semejante enjabonamiento, seguramente consideraron que el personal estaría blando y preparado para gastarse los dineros vía sms. Con lo cual, invitaron a los allí presentes a que mandásemos uno con la palabra AFRICA seguido de nombre y apellidos.
Al final del espectaculo se vieron muchos nombres desfilando por la pantalla, cosa que seguramente conmovería a más de un fan radical inmerso en semejante orgía de watios. Esto es saber cepillar al público y lo demás son tonterías. Y es que te incordian con esperas interminables y te sacan los cuartos pero lo hacen con estilo, nada más faltaría.
Hasta aquí la crónica del concierto del año (o no). Esperemos que la próxima vez la histeria no se desate de una forma tan prematura como en esta ocasión y como mínimo nos toque entrada de asiento.

Introducing The Hardline According To... Frío de Verano

Aquí emerge este modesto escaparate de reivindicación multidisciplinar.
No lo olviden, estamos trabajando en ello.

¡A más ver!