María Antonieta

Quizás la mejor forma de esquivar la dichosa Cabalgata y las aglomeraciones de última hora en estas fechas que por fin mañana terminan de una vez, es meterse en el cine.
Y así lo he hecho esta tarde para ver María Antonieta, película recién estrenada y en cuya proyección éramos cuatro gatos.
Por bastantes personas de mi entorno es conocida mi fascinación por la estética “de época”. Pero en esta ocasión tan frívolo motivo no es lo que me ha llevado a interesarme por la tercera película de Sofía Coppola.
Podría decirse que aún a sabiendas de que el cine de esta directora no me dice nada, lo que llamó mi atención ya mucho tiempo antes del estreno de esta película fue el tremendo contraste entre su contexto y la banda sonora.
Me resultaba estimulante ver a la corte de Versalles a ritmo de New Order, Siouxsie and the Banshees, The Strokes y The Cure. Tras verla sigo opinando lo mismo, pero también que precisamente dicho anacronismo es lo único que cabría destacar.
De entrada es una película a la que no hay que pedirle ningún tipo de rigor histórico, ya que ese no es en absoluto su objetivo.
De ese factor no depende que pueda gustar más o menos, simplemente creo que aparte de eso no hay que entender nada más.
Se centra en la narración totalmente subjetiva y con bastantes altibajos –en ocasiones se hace muy cuesta arriba- de la vida de María Antonieta en Versalles. Con pasajes más amenos y con otros que yo catalogaría como totalmente de anuncio de compresas.
Por cierto, para quienes estáis convencidos de que cuando se trata de ver películas activo mi scanner para destriparlas: Me gustaría saber si las All Star de color azul celeste que se cuelan en el metraje por menos de un segundo entre parte del calzado de María Antonieta están ahí intencionadamente.
Es lo único que me inquieta sobre la película.
Eso y lo fea que han sacado a Kirsten Dunst en el cartel. Menos mal que su personaje sólo se limitaba a emparentar con la casa Borbón, que si no la caracterización aún podría haber sido peor.
Aunque en esa foto, un aire a la Infanta Elena sí que lo tiene, ¿No es cierto?.