Sin Perdón De Dior

Vivía yo muy tranquila hasta anoche, cuando casualmente, cosas del zapping, reparé en la existencia de Supermodelo 2006.
Tras haber sido ofendidos y/o bombardeados a lo largo de más de un lustro con realities sobre cocina, albañilería, supervivencia, aspirantes a cantantes, el casi inédito "Estudio De Actores" y gente metida en autobuses amén de otras tantas trasnochadas propuestas, sólo nos faltaba esto.
Viene a ser como un Operación Triunfo en el que trece adolescentas postulan a representar a España en el concurso "Elite Look Of The Year". Que supongo yo que será algo parecido al Eurovisión de la moda, a saber.
El resultado de dicho engendro es más escalofriante si cabe que el de cualquiera de las anteriores fórmulas con las que los programadores nos vienen maltratando habitualmente.
Me pareció increíble que cuatroº nos estuviera haciendo esto. Y suerte tuve de hallarme pertrechada en el sofá armada de un helado de chocolate marca Hacendado que me hiciese más llevadero el trance.
Ingesta, por otra parte, de lo más inadecuada para tal menester, dado que en pantalla, el lema "Quod me nutrit me destruit" era mucho más que una mera insinuación, siendo prácticamente el leitmotiv del concurso.
Nada detuvo mi gula, incluso presencié impasible y sin atisbo de culpa ni arrepentimiento el momento en el que una concursante osaba minar la autoestima de una de sus compañeras refiriéndose a ésta como "más anchita". Polémica observación en semejante contexto, qué duda cabe.
Desconcertada del todo me quedé al observar entre el público a un grupo de caballeros de mediana edad ataviados con cascos, chalecos reflectantes y otras vestimentas propias del gremio de la construcción.
¿Será el último hype de las pasarelas?. ¿O acaso se trataba de público escogido deprisa y corriendo y estos pobres señores estaban allí haciendo no se sabe bien qué?.
De todas formas, me imagino una situación más que hilarante si al colectivo en cuestión, que se encontraba en primera fila, le hubiera dado por desplegar una retahíla de piropos de andamio al compás del trote cochinero de las aspirantes en la pasarela.
Por cierto, ¿Alguien sabe por qué se empeñaban en desfilar como quien pisa huevos intentando emular sin éxito a Naomi Campbell?.
Puestos a hacer el ridículo hubiera bastado con unas cuantas miraditas "acero azul" como en la infumable "Zoolander".
El resultado fue poco menos que patético y creo que sería necesario que esas pobres chicas lo supieran. Claro que no se puede esperar menos viniendo de ese irritante sujeto que hace las veces de profesor de pasarela. Me niego a hablar de él.
Al igual que del fotógrafo. Una suerte de Carlos García Calvo en joven que intentaba con despectivos ademanes desprestigiar el desempeño de las aspirantes asegurando que él tenía cosas mejores que hacer que una sesión fotográfica para principiantes, ya que había quien estaría dispuesto a pagarle un billete de avión a Tokyo tan sólo por contar con sus servicios. Toda una categórica demostración de humildad.
También merece mención la pseudo profesora de estilismo. Si en Operación Triunfo Pilar Tabares era la bestia negra, en esta ocasión dicha responsabilidad recae en la persona de esta mujer que desde ahora mismo merece ser tenida en cuenta por el hecho de vestir un tutú de bailarina y quedarse tan ancha.
Grandes momentos promete esta sacerdotisa del estilismo de boutique sin techo -vulgo mercadillo-.
Estupefacta me quedé viéndola reprender a una de sus jóvenes pupilas diciéndole que si quería ser gótica, lo fuera en su casa. Inenarrable.
Si en La Casa De Tu Vida había una pareja gótico-costrosa, Supermodelo 2006 no iba a ser menos.
La joven decía ser gótica y en efecto. En su ficha incluida en la web del programa consta que pertenece a “UNA tribu de góticos”.
¿A qué tribu en concreto: Un minoritario colectivo de Siouxs, Cherookes o Masais cautivados por la sonoridad y los outfits de VNV Nation, Apoptygma Berzerk, Funker Vogt y compañía?.
¿Se referirán acaso a los Jóvenes Ocultos, que en sí ya eran como una tribu?. Que me lo aclaren porque la verdad es que me inquieta.
Y poco menos que inquieta y con mal cuerpo me dejaron las nominaciones.
El jurado formado por el susodicho fotógrafo, la surrealista e incombustible Antonia Dell’Atte y Paola Dominguín. Acompañados los tres cada semana por una guest star distinta que a buen seguro estará a la altura de las circunstancias. La verdad es que pocas cualidades hacen falta.
Ardo en deseos de que le toque el turno a Nieves Álvarez. La misma que aseguró que Pierce Brosnan es una bellísima persona habiéndole únicamente tratado durante cinco escasos minutos.
Imagínense lo que puede ser un duelo Sofía Mazagatos – Nieves Álvarez. Un díálogo entre máquinas, eso como mínimo.
Sin embargo el destino quiso que esta semana la aparición estelar corriera a cargo de Bimba Bosé –¿Se admite como doble de David Bowie años 70?- y que yo lo viera.
Dicha señorita no cuenta precisamente con mi simpatía. Por nada en concreto o más bien por un todo. Qué sé yo, simplemente me da grima.
Y volviendo al tema que nos ocupa. El ritual de las nominaciones es perpetrado por el jurado.
Y digo ritual porque precisamente en eso consiste:
Siguiendo un turno, cada uno de los miembros del jurado se incorpora y avanza hacia la pasarela haciendo algo así como una imposición de manos sobre el hombro de la agraciada mientras pronuncia unas solemnes palabras. Así hasta que por eliminación quedan tres nominadas, una de las cuales debe ser reincorporada al grupo.
Es entonces cuando el peso de tan gran disyuntiva recae sobre Judit Mascó, la presentadora.
Que no sé si tras un sesudo proceso de descarte o bien porque le sale de la boina, decide quién será la concursante salvada. Sin comentarios.
Reconozco que no me gustaría que esta fuera la primera y última edición de este gran publirreportaje de El Corte Inglés. De entre toda la caspa y chabacanería actual, admito que me divierte de puro bizarro.